Hubo una época en la que Nike no era solo deporte: era cultura.
A finales de los 70 y durante los 80, la marca del Swoosh comenzó a crear algo más que equipaciones: diseñó actitudes. Los chándales brillantes, los pantalones anchos y las chaquetas con bloques de color se convirtieron en símbolos de identidad tanto en la pista como en la calle.
Cuando veías a alguien con unas Nike Cortez en los pies y un conjunto de nylon brillante, sabías que había estilo. Ese conjunto —esa mezcla de comodidad, logo visible y tejidos que parecían moverse con el viento— fue el inicio de lo que hoy llamamos Nike vintage.
De los 80 al 2000: la evolución de un clásico
Los años 80 fueron el nacimiento del look deportivo como moda. Nike lanzaba chaquetas tipo Windrunner y pantalones de tela parachute, ligeros y con ese brillo que hoy vuelve a estar de moda. Eran prendas técnicas, pensadas para el atletismo, pero tan estéticas que pronto saltaron al asfalto.
A medida que llegaban los 90, el estilo se volvía más atrevido: colores vivos, logos gigantes y cortes oversize. Los pantalones anchos con cremalleras laterales, las chaquetas con bloques en forma de “V” y los tejidos Air Drift —suaves, transpirables, brillantes— marcaron toda una década. Eran los años del hip hop, del basket y del videoclip de barrio: donde la ropa Nike era tanto un uniforme como una declaración de estilo.
Y en los 2000, la marca se reinventó. Los logos se hicieron más limpios, las prendas más cómodas. Aparecieron los pantalones de felpa gruesa, las sudaderas con capucha y los conjuntos minimalistas en tonos grises o azul marino. El look deportivo se mezcló con el casual. Era el inicio del streetwear moderno.